Historias de miedo

El espíritu del puente

Cuenta la leyenda que en uno de los conventos de Guanajuato, el sacerdote Fray Juan disfrutaba pasearse por los pasillos. Un día llegó Don Felipe para pedirle que lo confesara. El padre accedió y comenzó a escuchar su historia. Al término del relato el padre quedó sorprendido y le dijo a Don Felipe que no lo podía confesar solo, por lo que debía reunir a unos testigos. Don Felipe aceptó, aunque la idea no dejó de rondarle en la cabeza por lo extraña que era.

Al siguiente día, Don Felipe juntó a varios testigos y se dirigió con el sacerdote. Su sorpresa fue máxima al encontrar que el padre también había llevado a unos testigos. Ya todo el grupo en el mismo lugar, Don Felipe comenzó su relato:

– Hace ya unos años que falleció mi primo Salvador, yo mismo lo vestí para su entierro, pero mientras lo hacía sentí cómo me apretó la mano. En este momento no le hice caso a eso. Posteriormente, al cruzar el puente de Silva, el cual se cuenta que está embrujado, escuché claramente que mi primo me hablaba. Me asusté mucho y corrí, pero no importaba cuánto me alejara, su voz era cada vez más fuerte. Al principió me negué a creerlo, pero finalmente lo acepté. Un día, al ir cruzando por el puente escuhé de nuevo la voz, puse atención a lo que decía. Mi primo me pedía que hiciéramos tres misas, pues esta era la única forma de que pudiera por fin descansar en paz.

Al escuchar esto, los sacerdotes hicieron las misas para que el alma del primo Salvador pudiera descansar.

Tiempo después trataron de demoler el puente, pero se cuenta que al tratar de hacerlo se empezaron a escuchar unos gritos y lamentos escalofriantes que asustaron a todos los trabajadores haciéndolos huir. Por lo que el puente sigue ahí hasta nuestros días.