The Call: Tobin Bell y Lin Shaye juntos causando horror [Reseña]
The Call es una película que junta a Tobin Bell, el maestro de los juegos macabros, y a Lin Shaye, la reina de lo sobrenatural, para darnos una película que, justamente, combina estos elementos para tratar de aterrorizarnos.
Dirigida por Timothy Woodward Jr. (The Outsider) y escrita por Patrick Stibbs, The Call es una película de los productores de Destino Final. Situada en los ochentas, la historia nos presenta a cuatro adolescentes: Tonya, Zack y Brett, los chicos problema. Por su parte, Chris ha llegado recientemente al pueblo. La situación en casa de Chris no es la mejor y desea salir con sus nuevos amigos. Después de pasear en una feria, se dirigen a la casa de los Cranston (Lin Shaye y Tobin Bell), a quienes les han hecho bromas pesadas y los acosan, pues los creen culpables de la desaparición de la hermana de Tonya. Dicen que Edith Cranston es bruja.
Todo da un giro cuando la mujer se suicida y deja por escrito su último deseo. Edward Cranston llama a los chicos para que acudan a su casa donde deberán hacer una llamada telefónica, si logran mantenerse en la línea durante un minuto, ganarán una buena suma de dinero. A partir de ahí, las cosas se vuelven bastante aterradoras.
Lo bueno de The Call es que retoma lo mejor de sus estrellas, Lin Shaye y Tobin Bell para combinarlo en esta nueva historia. Lin Shaye aporta lo sobrenatural por medio de las llamadas, y un panorama de inframundo. Mientras que Tobin Bell da inicio a este juego macabro de un minuto al que deberán sobrevivir estos jóvenes.
Más allá del susto fácil, la trama se enfoca en los miedos de cada personaje, mostrándonos mucho más de su pasado. La película no se basa en efectos CGI, simplemente en escenarios y maquillaje que funcionan bien para esta historia. Es una película muy sencilla, en ocasiones es predecible. Sin embargo, logra entretener y tiene algunas escenas bien logradas. Además, ver a Lin Shaye y a Tobin Bell juntos es excelente y algo que esperamos que suceda nuevamente.
